La debilidad del Equipo y la fuerza del Grupo
Un equipo con un objetivo común tiene, en casi todos los ámbitos, una fuerza y una capacidad de acción que siempre supera los esfuerzos individuales, sean los que sean. El problema surge cuando, además de las dificultades internas, en el entorno de ese equipo hay otros que aspiran, no solo a conseguir el mismo objetivo sino además a cualquier precio. Salvo que el objetivo del equipo sea sobrevivir en la mitad de la tabla de clasificación, e incluso en este caso, la frustración siempre rondará a los miembros.
¿Dónde estoy? En el “búscate la vida” “ese no es mi problema” “nadie lo hará por mi” etc. etc. frases tópicas… pero ciertas. Generalmente, en la práctica, no en la teoría, el “yo” prima sobre el “nosotros”. Tensiones internas y agresividad en el exterior...
¿Fracaso, frustración? ¿no hay líderes que gestionen adecuadamente el equipo? Puede ser, ¿cambiamos de entrenador…?, ¿innovamos, fichamos…? o ¿tiramos la toalla? Otros directamente apuntan a que cuando el objetivo no es el del Grupo sino “solo” el de algunos de los miembros o de alguien o algo externo, se siente como impuesto y poco gratificante, emocional y económicamente.
Cuando el equipo pertenece a alguien externo cuya vinculación con el mismo es puramente la del “resultado”, pocas veces los cambios funcionan o al menos sólo funcionan en cuanto al resultado (que no es poco y para muchos suficiente) Pero ¿se puede aspirar a más?. ¿A alguien interesa que los miembros y el resto de implicados, personas o entes, dejen de tener una importancia muy relativa y se sientan cómodos, integrados y motivados? En teoria , si; en la realidad, puede que no.
Solo si el equipo se transforma en un Grupo de personas que tiene claro los intereses individuales y los comunes, es muy posible que los resultados sean cada vez más apreciables y satisfactorios para la mayoría... y la cuenta de resultados también. ¿Cómo se puede hacer esta transformación en el ámbito laboral? Pronto lo veremos.
